Fomentar en la sana expresión de las emociones, utilizar cuentos, ser modelos como adultos al hablar de nuestras emociones para dar el vocabulario a los niños.
Dar al menos 2 responsabilidades para ayudar en casa, esto hará sentir a los niños valiosos y participativos de la dinámica familiar.
Valorar y reconocer el esfuerzo en el proceso; no sólo el resultado, la constancia es muy valiosa y será más formativa en cualquier aprendizaje.
Fomentar el auto reconocimiento, preguntarles ¿a tí te gusta? o ¿tú que piensas? así se promueve la sana autoestima y evitaremos que los niños esperen constantemente el elogio externo.
Evitar la comparación o crítica, cada niño es diferente, aún siendo hermanos cada uno tiene un proceso de aprendizaje propio.
No buscar la perfección, si promover el trabajo bien hecho, recordar que el aprendizaje es un proceso, mientras veamos avances entender que cada niño lleva su propio ritmo.
Respetar ritmos, dar tiempo suficiente para cada actividad; cuando los niños están practicando una nueva habilidad requieren tiempo y práctica con paciencia, sin prisas.
Hablar con los niños sobre los valores que los hacen ser mejores personas: el respeto, la honestidad, la amistad, la generosidad, la fortaleza, etc.
Cuidar rutinas de horarios y actividades para darles claridad de qué esperar, la anticipación da seguridad a los niños y les permite sentirse tranquilos y generar hábitos.
Tener reglas claras, que si y que no se puede hacer, que los niños sepan qué se espera de ellos para que puedan esforzarse en lograrlo, y al mismo tiempo entiendan las consecuencias si no cumplen lo que se les planteó.
No utilizar la palabra “castigo” ante el error, reflexionar con ellos sobre las consecuencias lógicas, preguntarles ¿qué podemos hacer diferente para que no vuelva a pasar?
Animar a los niños a probar cosas nuevas, algo que nunca han hecho y que pueden intentar y perfeccionar con la práctica, así los ayudaremos a salir de su zona de confort.
Recordar que un objetivo fundamental es la independencia, promover que los niños resuelvan por ellos mismos, que den alternativas y que no hagamos por ellos lo que ya pueden hacer solitos.
El objetivo final es lograr que sean personas seguras, que se valgan por sí mismas y que no busquen la aprobación de quien les rodea.
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